LA POLÍTICA COMO DESAFÍO ACADÉMICO Y PROFESIONAL

CONTENIDO

1.     El modelo económico
2.     Los emprendedores
3.     Las fallas del modelo
4.     La gestión correctiva de las fallas
5.     La normatividad

1.     EL MODELO ECONÓMICO

En el modelo de Economía Social de Mercado que hemos escogido los peruanos para garantizar nuestros tres principales derechos, que son el derecho a la vida, el derecho a ser libres (física y mentalmente), y el derecho a buscar cada uno nuestra propia felicidad, se le asigna al sector privado la misión de generar riqueza, y al sector público la misión de velar porque el modelo no se desvíe de su principal atributo de lograr equilibradamente el beneficio privado y el beneficio público. Para que el modelo tenga éxito, ambos sectores—privado y público—deben cumplir simultáneamente con su rol asignado. 

El bienestar hasta ahora obtenido nace de una intrínseca característica individual ególatra que requiere ser controlada en forma espontánea o impuesta, dependiendo del carácter de los protagonistas. El egoísmo corroe la vida en común, pero es una energía interna que debidamente orientada, impulsa al individuo a superarse siempre (1).

En el ser humano siempre estará presente la necesidad de estimular las fuerzas positivas y controlar las fuerzas negativas mediante instrumentos espontáneos o mandatorios. Si todos guardáramos fidelidad a las sentencias de “No hacer a otro lo que no quiero que hagan conmigo” y aquel de “Mi libertad termina donde comienza la de mi prójimo”, el ideal universal de paz y orden social estaría mucho más cerca. 
  
Con este fin, se han concebido mandatos religiosos y cívicos que se orientan a ordenar la vida social, que van desde el culto a los diez mandamientos que exaltan las virtudes y castiga los vicios del ser humano, hasta las leyes y Códigos—penal, civil, administrativo, etc.—que regulan la vida en sociedad.


2.     LOS EMPRENDEDORES

El modelo tiene su base en la energía individual que despliegan los empresarios privados—grandes y pequeños—por lo que su doble gestión de apoyo y control debe ser cuidadosamente planificada. Los emprendedores de buena fe deben ser apoyados y entrenados para que se ajusten al modelo que deseamos edificar, y los emprendedores carentes de solidaridad (con sus vecinos y con el ambiente donde se desarrollan) deben ser controlados. Este es un proceso progresivo de estímulo y verificación, que se materializa al otorgar permisos y fiscalizar en forma creciente. He allí el nudo gordiano, de “separar la paja del trigo”.

Cuidar la semilla del modelo—los pequeños emprendedores privados—debe ser prioritario, ya que debidamente estimulados pueden llegar a niveles de sostenibilidad. Lo natural en la vida es crecer protegido hasta alcanzar el nivel de autonomía necesario para despegar hacia la adolescencia y la maduración. Lo mismo para personas naturales como para personas jurídicas.

Sabido es que la capacitación, la tecnología y la organización aumentan la capacidad del empresario para alcanzar el éxito, por lo que el apoyo externo que pueda brindarse fortalecerá la vigencia del modelo. En la tarea de capacitación son importantes las actitudes y las aptitudes. Las actitudes constituyen el cimiento y las aptitudes la superestructura del edificio a ser construido.

3.     LAS FALLAS DEL MODELO
    
No existe proceso productivo de bienes o servicios que en forma paralela al objetivo principal de generar riqueza no produzca basura. Esta generación de basura debe controlarse para que el modelo pueda dar sus frutos. 

Las principales fallas del modelo son la información asimétrica, la insuficiente competencia, los bienes públicos, la inadecuada intervención pública y las externalidades. Todas estas causas pueden atenuarse ya sea por acción de los mismos participantes del modelo o por acción correctiva externa (2).

La contaminación, que representa la mayor externalidad negativa del modelo, se produce por desconocimiento o por indiferencia al derecho ajeno. Ambos pueden moderarse y dominarse mediante capacitación primero, y luego por apercibimiento progresivo. Todo proceso productivo genera también basura, que debe controlarse con el mismo celo con que se trata el producto comercializable. Los elementos contaminantes se presentan en los extremos de acidez y alcalinidad, por lo que su control es esencialmente un problema de ingeniería química. 

Es preciso que las instituciones profesionales inicien intensas campañas ilustrativas para que la sociedad y sus líderes que adoptan las decisiones de trascendencia generacional, asimilen que el estado del arte vigente permite favorecer siempre la aplicación de procesos químicos controlados de mínimo impacto negativo y que las plantas de tratamiento de efluentes permiten convertirlos en residuos finales amigables. Este solo hecho duplicaría la capacidad de nuestros recursos naturales (agua, viento, sol, geotermia, mareas, hidrocarburos, peces y forestales) para proveer la industrialización y el bienestar general que tanto anhelamos. 

En la actualidad (junio 2018), el Perú se halla tan sobreregulado que la formalización de emprendedores es casi imposible. Se requiere hacer un alto y revisar simultáneamente, las normas promocionales, las que otorgan permisos y las de fiscalización, para llegar a una posición de compromiso que permita dinamizar la economía.

4.     LA GESTIÓN CORRECTIVA DE LAS FALLAS

Para consolidar el modelo, se ha establecido que la mejor forma de atenuar sus imperfecciones es mediante la intervención del Estado, que justifica así su participación en el funcionamiento del modelo. Sin embargo, es también muy importante, definir la forma y la intensidad de esta intervención para que el remedio no resulte peor que la enfermedad. 

Con este objetivo, el gobierno puede graduar su intervención desde una posición persuasiva indirecta hasta una producción directa de cuidado ambiental, pasando por dictar medidas de prevención, establecer límites permisibles, o ejercer un control directo mediante incentivos o multas.

Para ello, tiene a su disposición dos sistemas de gestión conocidos como “discrecionales” y aquellos “no discrecionales”. Los discrecionales se basan en el despliegue racional de virtudes y autocontrol, y los no discrecionales en la imposición colectiva de reglamentos y estándares. 

En los sistemas de gestión discrecional, la organización asume altos estándares de conducta corporativa, sustituyendo el tradicional principio de rentabilidad máxima, por el principio de rentabilidad óptima, que incluye el respeto por el entorno social y físico. Este ideal conocido ahora como “desarrollo sostenible”, es objeto de difusión universal para balancear, al mismo tiempo, los anhelos personales y sociales. 

Debe anotarse, sin embargo, que la civilización ha tenido desarrollo heterogéneo, y mientras unos se encuentran en situación de consumo masivo otros se encuentran en situación de supervivencia, por lo que el desarrollo sostenible debe irse ajustando progresivamente teniendo en cuenta situaciones y condiciones. En algunos casos, se podrá confiar en sistemas discrecionales, en otros, habrá que imponer sistemas no discrecionales, y en la mayoría de los casos, hay que tratar de encontrar la combinación adecuada a las circunstancias. 

En la economía social de mercado es prerrogativa exclusiva del emprendedor privado adoptar las características técnicas de sus procesos productivos y el estado justifica plenamente su intervención corrigiendo las fallas propias del modelo.  Existen zonas muy tenues de confluencia en seguridad, inclusión social y cuidado ambiental, en que se debe tener especial cuidado de complementar, mas no duplicar esfuerzos y recursos, para evitar las colisiones de dominio. Es sabia la aplicación de la sentencia popular “Ni tan cerca que queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre”. 

Campañas como “Fumar es dañino para la salud” son un ejemplo de intervención persuasiva o de exhortación. Establecer límites máximos permisibles o estipulando bonos de carbono, son ejemplo de control mediante inspecciones debidamente programadas. Invertir directamente en el suministro de un servicio de transporte colectivo como el Tren Eléctrico o el Metropolitano de Lima, son ejemplos de intervención directa del estado para corregir algunas fallas del modelo, que el sector privado no puede solucionar.

Si reconocemos el precepto que, sin una resistente base económica, los mejores programas sociales y de cuidado ambiental pueden fracasar, se apoyaría prioritariamente las acciones que generan riqueza y se podría evitar algunos ejemplos de inadecuada intervención del estado en los asuntos económicos, como es el caso de algunos municipios que prohíben el comercio ambulatorio, colocando al ornato público por encima de la necesidad económica de los actores sociales.  

Se cita otro ejemplo de inadecuada intervención estatal en las interdicciones mineras que reprimen precisamente a quienes se debe estimular para salvaguardar el modelo. El trabajo minero es rudo y riesgoso, además de tener condiciones de vida generalmente precarias, y los emprendedores de la actividad minera de pequeña escala son gente que no retrocede ante las adversidades y los peligros, cualidades no precisamente comunes, sobre todo en una sociedad generalmente inclinada a las comodidades de la vida urbana. Las interdicciones podrían llegar a ser aceptadas para excluir a un grupo reiteradamente rebelde, después de haberles dispensado intensas campañas de capacitación y adoctrinamiento. 

5.     LA NORMATIVIDAD

Las normas de una nación reflejan los valores, los intereses y las preferencias de la clase gobernante. Afirmar que las normas públicas reflejan los intereses de la gente, se acerca más al ideal democrático que a la realidad (3). 

Lo cierto es que quienes deciden lo que es importante y prioritario son los representantes de los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. En un país de adolescencia democrática como el Perú, la burocracia, los medios de comunicación, las grandes empresas y los bancos ejercen una gran influencia en este quehacer, mientras que las instituciones civiles, profesionales y académicas recién están tomando conciencia del importante rol protagónico que pueden jugar en la identificación de iniciativas que pueden ser elevadas a debate para fijar la llamada “agenda nacional” en la que se formulan las normas públicas.

Para que el modelo de economía social de mercado funcione se requiere que las normas públicas respondan a las fuerzas del mercado, sean técnicamente sólidas y reúnan ciertos requisitos de naturaleza política que le den el respaldo humano necesario. De lo que se trata, al final de cuentas, es incentivar y promover a los sujetos y proyectos lúcidos; y contener a lo sujetos y proyectos superfluos (4). 

Los casos en que se paralizan proyectos productivos por una barroca interpretación del cuidado ambiental, no se justifican en una sociedad de tan brutal tasa de desempleo. Tampoco lo es, decidir que la mitad del territorio se declare intangible para dinamizar la economía, con el pretexto cosmético de privilegiar la vida en un medio ambiente prístino. 

La existencia dispar de desarrollo, causa conflictos humanos llamados “choque de civilizaciones” que deben ser tenidos en cuenta a la hora de ejecutar proyectos de amplia cobertura territorial que afectan varios tipos de culturas. 

Existiendo en el Perú de hoy (año 2018) culturas tradicionales prenewtonianas con un alto grado de apego a la superstición, los amuletos y los temas tabú, con las culturas en condición de despegue comercial y aun las culturas maduras de consumo masivo, es natural encontrar el llamado “choque de civilizaciones” que dificulta las tareas de utilización sustantiva de los recursos naturales (tierra, agua, minerales) que tienen un alto grado de influencia y utilización cruzada. En estos casos, la sensatez y mutuo respeto de creencias y posiciones, sin arrogancia, ni seudo humildad, deben ser el inicio de contactos personales y colectivos, que pueden ser muy bien liderados por la academia, ya que su interés público es auténtico.

Por su dedicación y su objetividad, los colegios profesionales y las universidades nacionales son las instituciones calificadas para comunicar al modelo la firmeza técnica requerida en la formulación de las normas, por lo que es de apremio incentivar y sensibilizar la participación institucional de estas organizaciones en el proceso de articulación de políticas públicas.

REFERENCIAS

1.     Smith, Adam, 1776, “La Riqueza de las Naciones”.
2.     Kahn, James, 2005, “The Economic Approach to Environmental Natural Resources”.
3.     Munger, Michael, 2000, “Analyzing Policy”. 
4.     Van Horn, Carl, 1989, “Politics and Public Policy”.

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