LA ACTIVIDAD MINERA: REVISANDO ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS

1.     La actividad minera tiene todos los requisitos para contribuir sostenidamente a solucionar los grandes problemas de la nación porque satisface plenamente la gran incertidumbre de todo negocio que es el equilibrio entre la oferta y la demanda. Nuestros Andes albergan todavía en su seno, reservas minerales por varios milenios, y el mundo posee un apetito insaciable por un creciente bienestar que únicamente los metales pueden suministrar.

2.     Es necesario ordenar los organismos públicos fiscalizadores de la seguridad minera con el objetivo de tener una industria con cero accidentes. Como ingenieros nos avergüenzan los recientes accidentes fatales ocurridos por inhalación de gases tóxicos, que es un evento fácilmente predecible, con el equipamiento instrumental disponible. Este hecho justifica plenamente una marcha de protesta que podríamos parafrasear como “Ni uno menos”.

3.     La falta de estrategia minera pública para desarrollar nuestros megaproyectos sin tener en cuenta las latentes reivindicaciones históricas comunales, nos ha pasado la factura deteniendo el flujo de significativas inversiones. Creemos que la posición reactiva de crear numerosas oficinas de resolución de conflictos a nivel público—y privado también—debe dar paso a una meticulosa normatividad que permita que los tres actores—empresa, comunidad y Estado—contribuyan a la construcción de un polo de desarrollo a partir de cada megaproyecto emprendido.  

4.     El regreso al tradicional régimen de concesión de exploración y concesión de explotación, separados debe también ser considerado para superar muchos de los problemas ocasionados por el hecho de tener en actividad solamente el 5% de la superficie concesionada.

5.     Consideramos también que la actual estrategia de persecución a los pequeños mineros debe sustituirse por una estrategia de promoción—de capacitación y apoyo técnico—tal como se tiene conceptualizada para las MYPES del sector agrícola, pesquero e industrial.  Estamos seguros de su creciente contribución al crecimiento de la economía nacional. 

6.      Con la genuina preocupación de la idoneidad de nuestros nuevos profesionales solicitamos una mayor apertura y coordinación entre Universidades y empresas para poder complementar el esfuerzo universitario de “desplazar la frontera del conocimiento teórico” con el indispensable “saber hacer” que solamente el “entrenamiento práctico en el trabajo” puede ofrecer.

7.     El globo terráqueo alberga todos los recursos que requiere la humanidad para su perduración. Lo único que se requiere es aplicar capital y trabajo para obtenerlos (En la era moderna es necesario agregar tecnología, gerencia e información). Así obtendremos toda el agua, los alimentos y el bienestar que estemos dispuestos a obtener.

8.     En este contexto, se requiere puntualizar que los minerales deben extraerse de la ubicación en que se encuentran, por lo que es cándido declarar por anticipado zonas excluidas para la explotación minera. La viabilidad de un proyecto minero se refiere no solamente a la tecnología productiva y su rentabilidad, sino al cálculo comparativo de los beneficios sociales a obtenerse “sin mina” y “con mina”. Luego del análisis comparativo se podría aceptar la opción “sin mina”, si es que esta opción es la que mayores beneficios sociales proporciona.

9.     La esencia de la profesión de ingeniería de minas es la introducción de tecnologías de extracción de los minerales que respeten el derecho ajeno, muy especialmente la no afectación del bienestar social. Tomando las debidas precauciones técnicas cualquier mina puede explotarse sin que los derechos superficiales sean afectados o debidamente compensados. 

10.  No es aceptable que con la excusa de “salvar el planeta”, el territorio peruano haya oficializado que el 50% de su territorio haya sido declarado como “zonas de reserva protegida” excluyéndolas de toda actividad productiva, entre ellas la minería. En este contexto, las llamadas “zonas de amortiguamiento” constituyen todo un despropósito económico. 

11.  Los recursos naturales se dividen en (REF. 1):
o   recursos naturales ambientales, 
o   recursos naturales de flujo físico, y
o   recursos naturales renovables y no renovables.

Los recursos naturales ambientales, son aquellos recursos naturales que suministran servicios ecológicos indivisibles que no pueden expresarse cuantitativamente, sino cualitativamente, como por ejemplo el medio de vida—biodiversidad—que suministran la atmósfera, los océanos, los lagos, los ríos, los bosques. La importancia de estos servicios ecológicos suministrados por la naturaleza es que influyen en el bienestar humano. Para preservar estos importantes recursos naturales ambientales, las naciones deben legislar sobre las características que deben reunir el aire limpio, el agua limpia, etc., obteniéndose los LMP aceptados por cada nación. Su utilidad va desde la provisión de medios de vida saludables hasta la provisión de medios recreacionales y estéticos. 

A diferencia de los recursos ambientales que pueden deteriorarse por una actividad humana negligente, existen los recursos naturales de flujo físico, que son infinitos y cuya utilización no es afectada por su utilización presente o futura, como la energía solar—cuya fuente es el sol—la energía eólica, las mareas y la energía geotérmica. Se asume que estos flujos naturales son inacabables y se hallan disponibles para su utilización creativa.  

Los recursos naturales renovables (peces, árboles, ganadería, etc.) y los no renovables (minerales e hidrocarburos), son aquellos recursos que pueden dividirse en unidades—como galones de petróleo, toneladas de cobre, pies cúbicos de gas, etc.—y requieren la participación de otros recursos, como el capital y el trabajo, para materializarse. Ya Adam Smith, en 1780, se refirió a ellos cuando estableció que el ciclo económico “requería de tierra, capital y trabajo”, aludiendo especialmente a la agricultura, y que puede extenderse a la explotación de minerales y de hidrocarburos.

12.  A pesar de que existen muchos puntos de contacto entre estos recursos naturales, el foco principal de cada uno de ellos difiere en esencia. Mientras que la valoración de los recursos naturales—cobre, plomo, zinc, oro, plata, petróleo, etc.—responde fundamentalmente a las leyes de la oferta y la demanda del mercado; la valoración de los recursos ambientales responde fundamentalmente a criterios de equidad, sostenibilidad y aun ética. Esta diferencia es fundamental y debe tenerse en cuenta a la hora de resolver los casos de dualidad.

13.  Al no darle la importancia debida a esta singular diferencia conceptual, unida al insustancial concepto que “el operador no puede fiscalizarse”, se le ha conferido inadecuadas competencias aprobatorias y de fiscalización a las autoridades ambientales, resultando disposiciones que son totalmente incompatibles con elementales criterios de economía. Solamente los grandes consorcios mineros están en capacidad de hacer frente a los detallados estudios ambientales que se han puesto indebidamente de moda. 

14.  No teniendo criterio económico prioritario, ni los conceptos estrechamente relacionados como la competitividad, productividad y eficiencia, las aprobaciones e inspecciones a cargo de profesionales ambientalistas, se han desbordado en monto y en tiempo, dando nacimiento a la llamada “tramitología”, que ha resultado siendo un vicio burocrático que no resiste el menor análisis de eficiencia. Lo sensato sería regresar las decisiones de aprobación e inspección a los Ministerios productivos, manteniéndose a las autoridades ambientales a nivel de asesoría y tutoría, sin opinión vinculante. 

15.  De esa forma, la aprobación ambiental de un proyecto, solamente requerirá de una explicación detallada de los efluentes que podrían impactar negativamente en las fuentes originales. Este requisito se cumple con un diagrama de flujo balanceado que muestre la cantidad y calidad de los insumos y productos—parciales y finales, comerciales y efluentes—involucrados. Para el caso de las pequeñas empresas, los contenidos complementarios de detalle, como líneas de base de la biodiversidad, serían desarrollados por los organismos de investigación pública pertinentes. 

16.  Los recursos minerales forman parte de la historia del desarrollo de la civilización humana, mientras que la valoración de los recursos ambientales nace recién en 1985 en que las naciones Unidas oficializan el Informe “Nuestro Futuro Común” para impulsar la filosofía del desarrollo sostenible en el planeta. 

17.  Este moderno movimiento ambientalista es justificado, pero no debe atentar contra los denodados esfuerzos por erradicar la miseria de la faz de la tierra. Ambos esfuerzos son válidos y deben coexistir. Esa es la nueva tendencia mundial establecida en el desarrollo sostenible. 

18.  En la actualidad, la ciencia y los métodos ambientales deben concentrarse en introducir tecnologías “limpias” y a exhortar a la construcción de plantas de tratamiento de efluentes. No es admisible optar por la alternativa ya generalizada de dificultar o impedir el desarrollo de actividades productivas, que son la mejor herramienta diseñada por la humanidad para reducir las desigualdades, que constituyen la fuente de las confrontaciones desatadas entre los pueblos de desarrollo heterogéneo, como es el caso de la nación peruana.  

19.  El ideal inmaculado de los ambientalistas puros no se condice con el desarrollo del bienestar humano alcanzado en la actualidad. El concreto, el motor de combustión, el pH neutro, y el chip, generan externalidades que deben monitorearse, moderarse y si fuera posible eliminarse. Cerrar o impedir el desarrollo de minas es inaceptable en el contexto del desarrollo económico anhelado. Más aun, en el caso de la abundante oferta minera del territorio peruano. Teniendo en cuenta que la conquista del Perú por los peruanos aún está por darse, se estima que todavía tenemos reservas mineras disponibles para varios milenios. Para lograrlo, es necesario promover económica y socialmente, el conocimiento detallado del territorio nacional. 

20.  Sin mayor participación pública promocional el sector minero nacional cubre el 10% de la demanda mundial de metales. Se estima que una decidida e intensa participación pública en acompañamiento técnico, comercial, empresarial y tributario, a la pequeña minería permitirá una considerable contribución al incremento anual del PBI, a la reducción de la tasa de desempleo, y sobre todo a la gobernabilidad de la nación. 

21.  Estando nuestro territorio cubierto de montañas en un 35%, que tradicionalmente han sido concebidas como elementos seccionadores de nuestra unidad territorial, deben ahora imaginarse como una fuente de actividad tunelera que no solamente facilitará el transporte y las comunicaciones, sino que además permitirán expandir superlativamente nuestras reservas probadas de mineral. Este es el argumento base para promover el perfeccionamiento de la tecnología tunelera nacional como una herramienta primordial de conquista del territorio.

22.  En este contexto, la rimadora importada especialmente para la construcción del “Ramal 2 del Metro de Lima”, debe quedarse en el país para continuar una intensiva campaña tunelera que cruce transversalmente los Andes y ayude a la integración de nuestras tres regiones naturales.

23.  Con el objeto de coordinar con eficacia—sin tramitología y con mucha racionalidad—las operaciones unitarias de gestión pública como son la normatividad, la promoción minera, la titulación, los permisos, las autorizaciones—técnicas y sociales—de todos los proyectos mineros, su correspondiente fiscalización minera y ambiental, y su diversificación industrial, se propone crear la “Agencia Nacional de Desarrollo Sostenible”, entidad encargada de integrar, unificar, alinear y mantener la gobernabilidad en este importante sector de la economía nacional. 

24.  En forma paralela, se  necesita integrar a todas las instituciones dedicadas a la investigación de las características técnicas y científicas del territorio nacional, tales como la cartografía (IGN), la geología (INGEMMET),  los sensores remotos (CONIDA), el clima (SENAHNI), la geofísica (IGP), la energía nuclear (IPEN), las mareas (IMARPE),  la agricultura (INIA), etc., de tal manera que compartan una sola Base de Datos y produzcan información estratégica unificada y simple.  

REFERENCIA. 

1.KAHN, James R. “The Economic Approach to Environmental Natural Resources”, Tercera Edición, 2005, editorial Thomson South Western, USA.

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