De rumbos, destinos y gestiones - El caso peruano

1. DE LA NECESIDAD DE FIJAR RUMBOS

Gestionar bien una institución, pasa por una serie de condiciones que deben darse simultáneamente en el escenario interno que depende de uno y en el externo que no depende uno. La experiencia aconseja concentrarse mucho en el análisis de lo que se conoce como los “límites de batería” es decir en la determinación de lo que uno debe intentar hacer y de lo que no debe intentar hacer. Otros lo llaman conocer las fortalezas y las debilidades. Esto que parece fácil, constituye un tema que es objeto de constante investigación por los especialistas en temas de gerencia y en la construcción de capital social. Se define capital social como la cualidad de tener instituciones que funcionen bien.

Por otro lado, para que las cosas funcionen bien, se requiere que los factores tangibles e intangibles sean apropiadamente controlados. En general, se ha avanzado mucho en la evaluación de los aspectos tangibles y en este aspecto, el invento del dinero ha sido crucial. En general, si podemos medir las cosas y mejor aún si le podemos poner precio, podemos controlar mejor su importancia. Y en esto, la ingeniería, las finanzas, la contabilidad son muy útiles.

Lamentablemente, el problema reside en que los factores intangibles también son muy importantes, pero la forma de controlar su contribución al éxito o al fracaso de un proyecto todavía se hallan en pleno desarrollo. El valor de la vida, del ambiente, del clima laboral, de la salud, de la amistad, del orden, de la organización, de la buena fe, de la equidad, de la ética, todavía no alcanzan a estandarizarse. Se conoce como estándar al nivel mínimo reconocido como aceptable.

En esta dimensión de factores intangibles que determinan la posibilidad de alcanzar el éxito, se halla la identificación de destinos, metas, objetivos y el rumbo institucional. Una cualidad fundamental de una buena gestión es la determinación del destino y el rumbo institucional. Aunque se hubiera disfrutado mucho en el camino, una vida sin rumbo y sin destino es una vida desperdiciada, sin trascendencia alguna. Por esta razón los especialistas en gerencia insisten tanto en la necesidad de fijar la visión, la misión y los objetivos de toda institución.

Aquella persona—natural o jurídica—que no llega a fijar con claridad su destino y su rumbo corre el riesgo de tener una crisis de destino. Esta es una situación en la que uno no sabe hacia donde va y entonces nada parece tener valor alguno. Es posible que esta sea una de las causas de los suicidios, en que uno parece encontrarse en un callejón sin salida, optando por la autodestrucción como alternativa.

Las empresas privadas que tienen crisis de destino quiebran irremediablemente porque ya el Mercado no los favorece y mueren por falta de ingresos. No pasa lo mismo con las organizaciones del sector público. Hay muchas que tienen crisis de destino y ni siquiera se dan cuenta. Es por esta razón, que las organizaciones del sector público necesitan de una cuidadosa tarea de control, no tanto en el aspecto contable, sino en el aspecto de avance hacia su destino, en el optimista caso que lo hubiere.

La contabilidad (que mide aspectos tangibles) puede manejarse bien, inclusive puede darse el caso de que los funcionarios sean muy honestos. Pero en el fondo, la institución marcha a la deriva, sin rumbo. Esto, que en el sector privado, es casi inconcebible, puede darse con gran facilidad en el sector público porque la visión , la misión y por ende los objetivos dependen mucho de los directivos y funcionarios de turno.

Las personas—naturales o jurídicas—tienen líderes. Y los líderes son los encargados de fijar el destino y el rumbo personal o institucional. Una familia que progresa es una familia que tuvo un buen liderazgo. Que no se pasó la vida quejándose de su “mala “suerte, sino cultivando con dedicación sus fortalezas, luchando por mantener bajo control sus debilidades, aprovechando las oportunidades que el mundo externo le pudo brindar y alejándose de las situaciones de riesgo incierto. Definiendo lo que se debía hacer y lo que no se debía hacer. Pisando el acelerador unas veces y el freno en otras. Espontáneamente (mejor) o forzadamente.

Lo mismo les pasa a las instituciones y también a las naciones. Todas las naciones desarrolladas han contado con líders visionarios que fijaron con claridad el rumbo y el destino de su población. Algunas tuvieron que pasar previamente por cruentos episodios de homogenización de ideas. Las naciones que llegan a fijar bien su destino y su rumbo desarrollan, las otras se debaten una y otra vez en marchas y contramarchas.

¿De qué sirve ir a toda velocidad por el camino equivocado? Es una pregunta que todo líder debe tener en cuenta a la hora de tomar decisiones que involucren gasto de recursos.

Los fisicos y matemáticos resuelven este dilema con vectores. Los vectores tienen magnitud y dirección. Los vectores se pueden integrar en un gran Vector Resultante que conjuga a los vectores componentes. Esta analogía permite vislumbrar que los líderes son los responsables de fijar la fuerza y la dirección del Gran Vector Resultante de toda institución. A su vez, los Gerentes son los responsables que todos los vectores–componentes (que son en realidad todos y cada uno de los trabajadores) contribuyan en dirección y esfuerzo a lograr que el Vector Resultante se oriente con la fortaleza necesaria en la dirección fijada por el líder de la institución.

Todavía no se ha podido encontrar en la literatura especializada algún estudio gerencial de esta naturaleza. Este es un campo propicio para los investigadores y tesistas de la región.

2. EL CASO PERUANO

Aplicado este tipo de análisis al Perú, podríamos establecer los siguientes lineamientos:

A. Fortalezas: Un territorio privilegiado por tres regiones naturales cada una con recursos naturales característicos y diferentes. Se cuenta con el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca ubicado a 3,815 m.s.n.m.,(metros sobre el nivel del mar), (12,500 pies); el segundo río más largo del mundo, el Amazonas, que también es el más caudaloso, con cerca de 7,000 kms de longitud, y ancho de ribera a ribera de hasta 6 kms; la cadena de montañas más larga del mundo, con casi 10,000kms. de recorrido atravesando siete países, desde el Caribe hasta la Tierra del Fuego, con una altura media de 4,000 m.s.n.m., con varios volcanes y conocido mundialmente por su riqueza minera. La selva tropical más grande del mundo, con la mayor variedad de plantas y animales en el planeta, con 20% de todas la plantas y aves existentes, y conteniendo el 10% de todos los mamíferos del mundo. Son pocos los países que pueden mostrar esta diversidad.

B. Debilidades: Treinta millones de personas carentes de un proyecto común de desarrollo humano, social y económico, lo que deteriora significativamente el tejido social que mantiene unida a la población.

C. Oportunidades. Un Mercado externo con avidez por adquirir los recursos naturales que posee.

D. Amenazas. Pérdida de identidad nacional debido a la creciente influencia tecnológica, comercial y financiera proveniente de organizaciones de los países desarrollados. Esta carencia de identidad nacional estimula los conflictos sociales internos.

La Costa peruana se orienta aproximadamente de Norte a Sur, y tiene 2,400 kms. de longitud, lo que multiplicado por las 200 millas de mar territorial añaden 300,000km2 de superficie marítima que debemos cuidar, y explotar para lograr nuestro bienestar. Es decir el mar de Grau le adiciona un 30% al territorio nacional, por lo que en realidad tenemos que dar cuenta a las generaciones futuras de un total de 1’580,000km2 de área territorial.

Los Andes encierran un tesoro todavía relativamente escondido para los peruanos. Su presencia es un verdadero desafío que debemos enfrentar, si no queremos ser severamente cuestionados por los peruanos de los próximos siglos. Vencer los Andes mediante túneles que permitan el tráfico vehicular seguro y descubriendo riqueza minera es una tarea vital que debería estar en la agenda de todo líder peruano.

La riqueza forestal de nuestra Selva sigue el mismo modelo de nuestra riqueza andina. Mucho potencial y pocas ganas de convertir un desafío en oportunidades de mejor calidad de vida para todos. La madera es un material generoso en sus aplicaciones incluyendo su uso estructural en la construcción de viviendas.

En el gran dilema de la generación genuina de riqueza, el aprovechamiento de los recursos naturales del Perú tiene ventajas comparativas evidentes ante cualquier otro sector productivo, por lo que constituye no solamente una obligación, sino también un derecho establecido en nuestras normas, y por supuesto también un desafío para las generaciones actuales que deben rendir cuentas de sus actos a las futuras generaciones, explicando lo que hicimos y también lo que no hicimos.

De toda esta reflexión se tiene como corolario que el gran reto de la nación peruana es la conquista de su propio territorio, amalgamando el legado Inca y el extranjero, para aprovechar la tecnología actual y llegar a construir una nueva identidad nacional capaz de hacer frente a nuestro desarrollo que se debe forjar a lo largo de este tercer milenio de vida.

Esta conquista del territorio servirá para ir adquiriendo gradualmente el nivel tecnológico y de conocimientos que nos permita ser competitivos en los campos industriales y comerciales que caracterizan actualmente a otras latitudes.

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