Educación, Productividad y Relaciones Comunitarias en un contexto productivo

Una de las manifestaciones más conspícuas del subdesarrollo es la existencia de grandes brechas culturales, sociales y económicas entre diversos estratos de la sociedad. Esta característica hace muy difícil la construcción de capital social que es la habilidad de un conjunto de personas de tolerarse mutuamente en razòn de haber visualizado objetivos que son de interès comùn, lo que les permite vivir y trabajar juntos alcanzando altos niveles de productividad y eficiencia.

Luego de superar grandes conflictos internos, los actuales países que han alcanzado el actual calificativo de desarrollados, han logrado excelentes niveles de capital social, que se traduce en organizaciones públicas con alta capacidad de servicio y de transparencia; y organizaciones privadas con grandes niveles de productividad, rentabilidad y licencia social. Es muy posible que en el ámbito social tambièn sea valedero aquel axioma natural que reza que “despuès de la tempestad viene la calma”. Por lo que la relaciòn causa/efecto de las guerras civiles que enfrentaron a ciudadanos de un mismo paìs en Inglaterra entre 1642 a 1649, en Francia entre 1789 a 1799, en Estados Unidos entre 1861 a 1865, en Rusia en 1917, en España entre 1936 a 1939, en China entre 1934 y 1949; y en Chile de 1973 a 1989, resultaron en hitos històricos que marcaron el salto quantico de dichas naciones a crecientes niveles de calidad de vida, fundamentalmente porque recièn despuès de esos nefastos eventos pudieron ser conscientes de su destino comùn. Dios quiera que los pueblos que ahora aspiran a mejores niveles de calidad de vida sean menos soberbios y obstinados para comprender que la unidad social es imprescindible para despegar en el difìcil reto del desarrollo econòmico conjunto, desterrando para siempre las terribles “licuadoras sociales” que fueron las guerras civiles, y transformàndolas en las menos cruentas “ensaladas sociales”. La capacidad de producir màs y mejor, và de la mano con la convivencia pacìfica, y èsta a su vez, se fundamenta en la reducciòn creciente de las brechas sociales y económicas. Nunca más ajustado el concepto de “tù estàs bien, yo estoy bien” en vez del consabido “yo estoy bien, tu aflicciòn no me afecta”.

Durante el último siglo 20, los paises se han enfrascado en una incesante lucha por alcanzar el desarrollo, adoptando modelos orientados a elevar la productividad y la convivencia, teniendo en cuenta que las condiciones de excelencia son especìficas para cada realidad.

Para hacer frente a este problema, el hombre no ha encontrado hasta ahora, mejor camino que la educación, la capacitaciòn y el entrenamiento, que se ha convertido en un lugar común a nivel global. La educación se orienta a mejorar las competencias de los seres humanos. Se conoce como competencias al desarrollo de cuatro grandes factores que en conjunto determinan la capacidad de los seres humanos para dominar su propio mundo interno, y paralelamente su mundo social externo. Estos cuatro factores son: el conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores.

Los conocimientos, se refieren a la instrucción que se recibe en diferentes disciplinas que en conjunto forman el grado de entendimiento general y específico que se tiene del mundo que nos rodea. El sistema educativo global ha privilegiado este tipo de competencia, valorando al ser humano en funciòn de lo que màs sabe.

Las habilidades, se refieren a las capacidades motoras finas y gruesas que debemos desarrollar para expresarnos con eficacia desde el punto de vista personal y/o colectivo. En este aspecto son relevantes las destrezas manuales, artísticas y deportivas. Es fundamental tener polìticas que potencien las habilidades de los ciudadanos. No es casualidad que los grandes artistas y deportistas provengan en su mayor parte del mundo desarrollado.

Las actitudes, se refieren fundamentalmente a las buenas maneras que debemos guardar con nuestros semejantes en nuestro diario trajinar, en el seno de la familia, y en las instituciones. El respeto y las consideraciones mutuas que debemos guardar entre nosotros constituyen la base de este desarrollo. Cuando falta este componente, las decisiones se inclinan en favor del más fuerte, por lo que en las sociedades subdesarrolladas priman los métodos intolerantes, dictatoriales y hasta violentos para resolver posiciones divergentes. Por el contrario, en las sociedades desarrolladas la balanza se inclinará preferentemente hacia el más debil, aceptandose las divergencias como una situación natural y hasta enriquecedora.

Los valores, constituidos por la racionalidad, la independencia, la integridad, la honestidad, la justicia, la productividad y el orgullo. Todos estos valores debidamente cultivados permiten la convivencia porque se basan en la motivaciòn y compromiso ètico para progresar sin el aprovechamiento indebido de los más dèbiles miembros de la sociedad, llàmense ignorantes, desinformados, necios, y/o viciosos. Asì como la persona natural sigue los dictados de su còdigo de valores porque eso le produce felicidad interior, asì mismo las personas jurìdicas (empresas) deben actuar siguiendo un determinado còdigo de conducta por elecciòn y conveniencia y no por obligaciòn o misericordia.

Un proceso educativo de excelencia, engloba estas cuatro competencias como eje de promoción del capital humano y social de una nación. Los paises en desarrollo necesitan encontrar este balance en sus programas educativos sean estos regulares o no regulares, escolarizados o empresariales.

Siendo el recurso humano uno de los factores más importantes en el desempeño de las organizaciones productivas, es importante controlar estrechamente su desempeño, adoptando sólidos procesos de reclutamiento, organización, remuneraciones, evaluaciones, y programas de capacitación. Estos programas de capacitación están orientados a superar las deficiencias de cada trabajador con respecto a las competencias establecidas para cada puesto de trabajo.

Siendo la empresa privada la organización generadora de riqueza por excelencia, sus puestos de trabajo pueden clasificarse de acuerdo a su contribución a la generación de riqueza. En una mina se tendrìa:

1. Puestos que generan riqueza primaria: geologìa, mina, planta concentradora,
2. Puestos que ayudan a generar riqueza: infraestructura de energía, mantenimiento mecánico y eléctrico, abastecimiento de agua, sistemas de desagüe,
3. Puestos que ayudan a prevenir desastres: capacitaciòn, salud, seguridad y eliminaciòn de basura .
4. Puestos que aumentan la autoestima y la imagen externa: relaciones comunitarias, desarrollo de encadenamientos productivos, programas de integraciòn con las comunidades, eliminaciòn de condiciones elitistas.

Asì como las personas naturales debemos clasificar nuestras acciones en aquellas que son necesarias para mantener la vida (metabolismo) y aquellas acciones orientadas a hacer que la vida valga la pena (autorrealizaciòn), asì mismo, las empresas deben tener claras las actividades que les permite mantener el negocio vivo y en marcha (que generan productividad y competitividad), de aquellas actividades que las hacen excelentes miembros de la sociedad civil (que generan licencia social). Hallar este balance es el futuro reto de todos aquellos que dirigen la industria minera. Los funcionarios privados gerenciando y liderando. Los funcionarios pùblicos normando, promoviendo y fiscalizando. Todos con clara nociòn del encadenamiento educativo, social, econòmico y productivo de sus tareas.

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