¿LICENCIA SOCIAL O RESPONSABILIDAD SOCIAL?


En la actualidad, uno de los factores de frenaje màs serios que tiene la industria minera del mundo es su escasa aceptaciòn en el contexto social. Esto se manifiesta tanto en los territorios desarrollados como en los subdesarrollados. En los territorios desarrollados es por la falta de cuidado ambiental. Basta conocer que en USA existen más de 48,000 pasivos mineros identificados por el Geological Survey con un valor de remediación cercano a los 70 billones de dólares.

En los territorios de paises subdesarrollados con sustantivo potencial minero, como el Perú, existen registrados 600 pasivos mineros con un valor de remediación de 250 millones de dólares. Además, en estos paises, se les reclama que su aporte al desarrollo de la sociedad no ha guardado proporciòn con el nivel de utilidades obtenidas. Baste mencionar el ejemplo de Bolivia que fue durante las primeras dos decadas del siglo 20, el primer productor de estaño del mundo contribuyendo, sin embargo, en una ínfima proporción al desarrollo económico de la sociedad boliviana.

Estos problemas constituyen una demostraciòn de la importancia que tiene la capacidad gerencial de prevenir conflictos futuros. Definitivamente, los estrategas empresariales mineros fallaron a nivel global ignorando los funestos efectos que a largo plazo causarían los “pasivos mineros” y sus polìticas de construcción de enclaves mineros. Tal vez haya influído negativamente la creencia que nadie debería interferir entre los acuerdos comerciales entre el productor y el comprador de minerales.

La preocupaciòn por el cuidado ambiental siempre tuvo manifestaciones importantes. En 1908, el presidente Theodore Roosevelt de USA expresò que “Es mi obligación velar por que las empresas no afecten el interés de generaciones futuras”. En 1945, en la pelìcula “El Tesoro de la Sierra Madre”, Humphrey Bogart motiva a sus compañeros a dejar la montaña limpia como compensaciòn de la riqueza obtenida.Y en esa lìnea de pensamiento siempre hubo personas sensatas que se daban cuenta que no se debe ir por el mundo diseminando su basura. Individualmente, hay quienes piensan que la mugre es directamente proporcional al nivel de pobreza. Sin embargo, existe un sinnùmero de pobres que hacen del aseo un compañero inseparable.

Es lamentable que los seres humanos no puedan visualizar con facilidad que existe una relaciòn directa entre la limpieza y la productividad. El orden y la limpieza, no solamente es un concepto ambiental, sino que ademàs tiene una connotaciòn econòmica. No es una coincidencia que la pulcritud sea sinònimo de calidad de vida. Es posible que un ambiente limpio y ordenado—que en realidad no requiere de grandes inversiones—comunique a las personas esos ingredientes tan preciados en la vida empresarial que son la motivaciòn y el compromiso, sin los cuales es muy difìcil alcanzar altos niveles de productividad y competitividad.

Una vez que sea aceptada—en todo nivel—la gran importancia que juega el orden y la limpieza en la lucha por alcanzar el bienestar, serà fàcil incluir prioritariamente en las agendas públicas y privadas los sistemas de disposiciòn de basura, de disposición de relaves, de relleno hidráulico, de tendido de tuberìas de agua, de lìneas de alcantarillado, de baños pulcros, de camarines para cambio de ropas de trabajo, de plantas de tratamiento de aguas servidas, y de plantas de tratamiento de aguas industriales. Tal vez este factor sea el de mayor contraste entre sociedades desarrolladas y no desarrolladas. Su diferente valoración social del orden y la limpieza.

Tradicionalmente, el sector minero ha divulgado que allí donde se desarrolla una mina se construye un polo de desarrollo. Lamentablemente esto nunca despegó del tablero de diseño de los ingenieros de minas. Es probable que muchos no se hayan dado cuenta de las funestas consecuencias de largo plazo de esta actitud

Hubieron dos factores principales en este devenir. El primer factor fue la decisión de construir campamentos mineros, que resolvió el problema interno de montar una organización competitiva a nivel global con personal talentoso que exigía comodidades de vida difíciles de ser proporcionadas por la deficiente infraestructura de los entornos mineros del tercer mundo. Lamentablemente, el campamento minero significó la creación de un enclave que atentó contra todo esfuerzo por construir un polo de desarrollo, aislando a sus pobladores del entorno donde se ubicaban. Y este aislamiento, que para muchos es una bendición, no lo fue así en su contribución a la construcción de la consabida prédica de estar construyendo un polo de desarrollo. Actualmente se considera que los campamentos son viables solamente en los casos en que no existan centros poblados a una hora de transporte.

El segundo factor que atentó contra la magnífica concepción original del polo de desarrollo, fue que el desarrollo es una función más propia del sector público que del sector privado, por lo que, mal podría ser encarada exclusivamente por el sector privado para materializarse. Sabido es que los privados ponen el lucro por delante de cualquier otro beneficio ambiental o social, y que el sector público prioriza la contribución social y ambiental de los proyectos. Así debe ser, de tal forma que los pueblos se encarguen de hallar el balance perfecto de cada proyecto. Ni tanto cuidado que frene el crecimiento económico, ni tanto lucro que destruya honras y ambientes. El corolario es que un polo de desarrollo se gesta por una estrecha acciòn conjunta de los sectores pùblico y privado, cosa que es muy difìcil de conseguir en razòn de sus diferentes motivaciones, objetivos y estilos de trabajo.

Las empresas mineras han comenzado a encarar este problema con acciones que tienen mucho de objetividad y también de subjetividad. La objetividad está dada por la plena identificación y medida de indicadores económicos, sociales y ambientales que prueben ser convergentes en una evaluación conjunta de representantes de las partes que estén dispuestas a negociar un acuerdo de consenso. Existen herramientas técnicas de encuestas sociales aplicando métodos estadísticos, que han probado ser de mucha utilidad para arribar a criterios objetivos de consenso.

Las medidas subjetivas dependen mucho de las actitudes que muestren ambas partes. Sin embargo, se estima que es mejor focalizarse en diseñar las acciones necesarias para obtener la Licencia Social, que es una prerrogativa de las comunidades, antes que centrarse en diseñar una polìtica de Responsabilidad Social que, puede ser muy bien intencionada, pero que—como les sucede a los amantes frustrados—pueden no tener la sensibilidad requerida para acertar con el flechazo ganador de una relación de largo plazo, que es lo que al final de cuentas se busca.

Comentarios

  1. Las acciones que derivan de la responsabilidad social de la empresa privada deben tener como meta general contribuir al mejoramiento socio económico de las comunidades de su entorno; para ello se debe recoger no sólo los criterios de la empresa sino el parecer, planteamiento y consenso de las propias comunidades.

    Podemos pensar muchas veces que frente a un problema la mejor solución es la que puede dar quien tiene más conocimientos técnicos, solvencia económica o “cultura” pero esta afirmación no es tan cierta cuando se trata del tema social. Serán más acertadas las acciones que se orienten a satisfacer las “necesidades realmente sentidas” por las comunidades, pues sus pobladores son quienes viven y encaran los verdaderos problemas socio-económicos que les afectan.

    Desde afuera o desde lejos se puede ver el panorama parcialmente, muy amplio o distorsionado, pueden esbozarse soluciones para ciertos problemas sociales, pero es importante tomar en cuenta a quien está dentro y es parte del problema, escucharlo y juntos llegar a acuerdos mutuos. Los proyectos sociales que se fundamentan en las “necesidades realmente sentidas” de las comunidades son los que garantizan su sostenibilidad en el tiempo.

    El Estado tiene la función de proteger a la sociedad y velar por la población más vulnerable a través de la implementación de políticas sociales orientadas a una distribución más equitativa de la riqueza de una nación, sin embargo el sector privado como parte de la sociedad, mediante sus empresas debería tomar conciencia de su rol de sentirse igualmente responsable, en todo el sentido de la palabra, por su entorno social.

    El sentido de la responsabilidad (orden, limpieza, puntualidad, etc.), de la solidaridad, de la equidad y la justicia, de aprender a mirar más allá de uno mismo son semillas que se van forjando en la persona desde la infancia y se alimentan del ambiente donde se desarrolla: primero la familia después la escuela y se fortalecen o debilitan cuando la persona crece y recibe influencia positiva o negativa de la sociedad. De ahí la importancia de educar en valores ya que en un futuro, habrá más posibilidades, que se refleje en una actitud positiva frente al concepto de responsabilidad social de la empresa privada: contribuir al bienestar social y económico de las poblaciones del entorno, la cual también comprende la reparación de los daños que causan algunas actividades económicas.

    Emma

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